noviembre 14, 2025
El 75% de las personas se siente vulnerable ante la avalancha informativa actual, según una encuesta del proyecto IN REAL LIFE realizada por Arena junto Cultura Inquieta

- Arena Media, como parte de su proyecto In Real Life, ha preguntado a los lectores de Cultura Inquieta sobre cómo vivir rodeado de noticias, datos, pantallas y mensajes, puede saturar a las personas e influir en la manera en que entienden el mundo.
- Un 82% de las personas encuestadas han dejado de leer algún medio por haber publicado alguna noticia falsa.
El proyecto IN REAL LIFE (IRL) de Arena Media junto al laboratorio de investigación cultural Célula Lab, se ha unido a Cultura Inquieta para tomar el pulso de la calle y saber qué piensa la ciudadanía sobre la influencia de internet y las redes sociales en su manera de configurar la realidad. En estos espacios, las personas dejan de ser solo personas para convertirse en perfiles, y cada uno elige qué mostrar, cómo representarse y desde qué perspectiva interpretar la realidad.
Esta iniciativa ahonda en seis bloques temáticos, de los que ya se ha profundizado en cuatro de ellos: «La era de la imagen y la vida light» , «El mundo como espectáculo» y «Realidad: ¿simulacro y juego?» y «De personas a perfiles» . Este artículo recoge los resultados y conclusiones sobre el quinto bloque de contenidos «Abundancia, velocidad y «media confianza»», que se desprenden del cuestionario que Cultura Inquieta ha lanzado a sus lectores a través de la web y de su perfil en Instagram, en el que se han obtenido respuestas de 2.289 personas.

Volumen de noticias y ritmo de consumo
Ante la pregunta de si tanta información al alcance de las personas ayuda a comprender lo que sucede a su alrededor, el 84% de las personas reconoce que la avalancha informativa paraliza en lugar de facilitar el entendimiento del mundo. A este hecho hay que sumarle el ritmo al que se producen y se publican las noticias, tanto es así que el 54% de los encuestados afirman que la rapidez con la que les llega la información les bloque más que el exceso. Esto refleja que la velocidad informativa ha superado la capacidad humana de procesar los mensajes que se consumen, de modo que el 92% de personas reconoce que les es imposible digerir la ingente cantidad de información que reciben.
El exceso de información desencadena en falta de confianza y vulnerabilidad
Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta avalancha informativa erosiona también la confianza de los consumidores hasta el punto de que tres cuartas partes de los encuestados se sienten más vulnerables y menos libres debido a ese exceso de mensajes disponibles a su alcance. Tan solo el 7% confía en lo que ve y lee en este contexto en el que la inmediatez se antepone a la veracidad. Esta situación provoca que el 82%de personas encuestadas han dejado de seguir un medio porque alguna vez publicaron una noticia falsa.
El algoritmo marca la pauta
Si antes los periodistas eran quienes definían la agenda, hoy en día, el 59% de la gente cree que son los algoritmos los que construyen la realidad, frente a un 20% que señala a los periodistas y el 21% a los ciudadanos en las redes. La información ya no llega al consumidor final de manera lineal ni neutral sino que los sistemas automáticos filtran y priorizan lo que se ve o lee sin darse cuenta de este mecanismo.
Esta dinámica de consumo acelerado de noticias tiene un efecto profundo en la memoria, de manera que el 91% de encuestados cree que la rapidez con la se consumen y se olvidan las noticias debilita tanto la memoria individual como la colectiva.
¿Se hace necesaria una vuelta al sosiego?
Mientas la sociedad se mueve a una velocidad cada vez mayor, el 95% de la gente siente necesario encontrar espacios de lentitud y silencio para tratar de comprender el mundo que les rodea. Esto es así porque el flujo constante de información no se traduce en una herramienta útil para los ciudadanos sino que parece, más bien, desorientarlos. Así, las personas consideran que este ritmo vertiginoso está desplazando el sentido crítico, que los algoritmos son los que mandan en la información que llega a las personas, y que la verdad escasea.

Ante este contexto, los ciudadanos manifiestan una demanda social: recuperar la esencia del periodismo como servicio público. Para ello, el valor más reclamado es la veracidad, seguido de la independencia editorial y el rechazo al sensacionalismo, lo que refleja un deseo de medios más fiables, sobrios y honestos.
En cuanto a la veracidad, los encuestados reclaman que la información sea contrastada, objetiva y verificada. Hay una gran crítica hacia la manipulación y las noticias falsas: “que publiquen solo hechos contrastados, no rumores”, “mayor compromiso con la verdad y la transparencia”, “necesitamos periodistas que informen, no que manipulen”, “que se verifique todo antes de difundirlo, aunque lleguen más tarde”.
Y en referencia a la independencia editorial, las personas denuncian la influencia política y económica, pidienco un periodismo libre de ideología o intereses corporativos: “que no estén al servicio de partidos o empresas”, “neutralidad política y económica, sin adoctrinar”, “que se atrevan a publicar contra quien sea, sin miedo”, “menos propaganda, más periodismo”.
Por otra parte, se da un rechazo del sensacionalismo y al clickbait, debido al cansancio ante titulares alarmistas, el morbo y las estrategias de engagement vacías. Todo ello desencadena en la pérdida de calidad y profundidad informativa: “menos amarillismo y más periodismo serio”, “que no todo sea drama, catástrofe o polémica”, “estoy harto de titulares engañosos para conseguir clics”, informar no es asustar”.
Además, se percibe una necesidad emergente de profundidad, ética y humanismo, frente a la saturación informativa y el ruido digital.
Por un lado, se reclama la profundidad informativa, deseando que los medios expliquen causas y consecuencias, que ayuden a entender el mundo, no solo a reaccionar a él: “falta análisis, sobra ruido”, “quiero medios que me ayuden a pensar, no a enfadarme”, “explicar el porqué, no solo el qué”, “dar contexto, no titulares vacíos”, “el periodismo no puede competir con los virales”.
También se espera más ética periodística, una labor con principios claros, profesionalidad y consecuencias para aquellos que difundan información falsa: “hace falta ética, no espectáculo”, “que asuman la responsabilidad de lo que publican”, “no todo vale por una exclusiva”, “sin ética no hay periodismo, hay negocio”, “las redes amplifican la mentira”.
Por último, se espera mayor humanismo, es decir, un tono más humano por parte de los medios, historias que inspiren y no que generen miedo. De modo que valora la esperanza como parte del deber informativo: “más noticias buenas, también pasan cosas bellas”, “contar el mundo con empatía”, “menos miedo, más humanidad”.
En resumen, la personas expresan un deseo de reconstrucción de la confianza entre medios y ciudadanía, reclamando un periodismo que no solo informe, sino que ayude a comprender y cuidar el mundo.
Para seguir el viaje de IN REAL LIFE y descubrir cómo afectan los medios a la configuración de la realidad de las personas, no te pierdas el último artículo de esta primera entrega que se publicará en la sección de este proyecto en la web de nuestro media partner, Reason Why, sobre el bloque temático «Sociedad: búsqueda y expectativas» y las convocatorias para próximos eventos.
También puedes consultar en la web de Arena Media los resultados de las encuestas anteriores realizadas a los lectores de Cultura Inquieta sobre «La era de la imagen y la vida light», «El mundo como espectáculo» o «Realidad: ¿simulacro y juego?» y «De personas a perfiles».















